viernes, 10 de agosto de 2012

~ Libros Viejos

Hoy revisaba libros "viejos" en busca de imágenes con A.
¿Para qué? ¿para quién? Da igual.
De cierto modo sólo nació la idea, pero que trajo consigo algo sumamente notorio.

Mientras buscaba estas imágenes, llamó mi atención algunos textos que aparecían, como "Del oficio de escribir" de Enrique  Bunster y "el arte y la belleza" de Óscar Wilde, buenos textos, uno que denotaba que 20 años se hacen míseros para ser un gran escritor, y otro, que cómo su título habla, de la belleza del arte. Este último jamás lo hubiera apreciado sin antes interiorizarme en el mundo de la pintura; sus elementos plásticos, tendencias y pensamientos de la estética.
(...)"pues para el artista nada es feo o bello por si mismo."

Libros de primero medio, que aguardaban en los estantes olvidados de la casa, que después de haber cumplido un régimen didactico en el colegio- que personalmente tuvieron poco valor a motivo de tener intereses contrarios en ese entonces-, un vago régimen didáctico, quedaron allí esperando a ser cosechados de alguna forma, y que en esta ocasión cosechó recuerdos y hasta cobraron algún tipo de valor para mí.

¿ Y todo esto se queda en un cobro de valor y recuerdos, o existe algo más allá de tomarlo como un simple episodio que ayudó a extraer algo de conocimiento?¿Qué sucede si esto se extrapola a la vida social?¿Extrapolar un libro, que cumple ciertas condiciones, a la vida social?

Pués sí. Creo que este ejemplo es más que claro dentro de un contexto social, en que cada vez avanzamos sin siquiera compartir las experiencias y enseñanzas con alguien que ya estuvo allí, con alguien que pensó anteriormente aquello, con alguien que escuchó mucho antes lo otro y hasta con alguien que no estuvo allí o las demás descritas, pero que sí sabe mucho de otras que hasta terminas por cambiar totalmente el sentido de lo que pensabas, cambiando hasta el más bruto d enuestros paradigmas-Que quede claro que con experiencia, y no con una edad  referente, los números, en gran parte de estos casos, terminan engañando-.

¿Por qué la negación a aquellas "experiencias"? Puede que sean diversas, incluso, contrarias a las que la gran mayoría podría opinar. Pero creo que la primordial, es en lo alejado que estamos de intereses que, en su gran mayoría, son esenciales para la vida de cualquiera, y que las etiquetamos como anticuadas, de antaño y que ya no son aplicables a lo que hoy se vive. Que ya esos sonidos no se escuchan, de que esos materiales son "viejos" para ser utilizados en arquitectura, de que esas rutinas de los años 80 ya no forman físicos escultuales, etc. Correcto, son válidas, pero tener en cuenta que son "cosas" que están allí, en el estante abandonado, y que de alguna manera algo se puede extraer, tanto para reforzar nuestras propias filosofías, como para cambiar parte de ella, o para avergonzarse y desecharla. Ya no vale de fíarse de la "ténica moderna" ni semidioses que impregnan con aromas de verdad nuestros recorridos, y ostigan con sombras de lo que EN SÍ es verdadero.

Personalmente he aprendido de esos "libros viejos". He valorado cada palabra, cada amonestación como un acto de reforzamiento a mi camino, las he tomado TODAS, muchas están allí esperando a ser útiles en algún momento. Puede que yo me convierta en ese tipo de libros - no quiero ni reflexionar sobre qué tipo de libros viejo sería-, tú te conviertas en aquel libro que alguien posteiormente recurra por tí.

Siempre es válido abastecerse de los conocimientos y experiencias de los "libros viejos", aquellos esperan por tí a ser parte de tu "leyenda personal", y otorgarte más de alguna herramienta, quizás no ser parte de tí en este preciso momento, quizás, tomando el ejemplo del aquel olvidado libro de castellano, en un par de años más, luego de haberlo tenido en tus propias manos y no haberle ofrecido algo de reflexión debida, otorgando, en ese entonces, interés a cosas sustanciales de aquellos tiempos. Quizás nunca llegues a encontrar aquellos libros que sacien esa sed de conocimiento y sabiduría. Pero están allí. Existen.

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