sábado, 13 de julio de 2013

Una figura distinta después de la Muerte.

Una exoneración inexplicable de las palabras entra después de haber presenciado su muerte.
Ya no existen ni los pecados, ni el sufrimiento, y aquellas lágrimas que alguna vez se derramaron, ya no tienen ningún sentido; ninguna carga; ninguna explicación del que en su momento fue.

Después de la muerte, entró en un estado de omnipresencia. Ya no valía ningún atentado a sus acciones o pensamientos, mas la clara vision de su presencia, se cataloga de deidad y de esperanza, como también, una desolación a los que aún siguen aquí.

Que difícil pensar que se mantendrán esos mismos prejuicios con los que alguna vez te ví enfrentar. Luego se transforman en risas, en una conferencia de positivistas con aspicio del infierno.

Si alguna vez te vas, que sea por completo. Nos enferma. Nos pone en un estado de amnesia colectiva, de una compasión delirante. Un caos prematuro inconciente.

Enciendo, ahora, la alarma. No hay mucho tiempo, y los demás necesitan ser alimentados correctamente.

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