domingo, 2 de junio de 2013

EL corazón no sabe de ortografías.



Encontré lapsos en que toda la estela de sonidoss que deja mi camino, no son más que una extensa pieza musical que puede extenderse a lo más alto de las montañas.

La rabia, el odio, y egoísmo que se entablaba en mi alma no eran más que un escapa de mí mismo hacia alguien que quería ser triste en la felicidad…

Ahora entiendo todo ese cariño, todas aquellas palabras, todos aquellos abrazos que ahora afloran lágrimas de lo más ondo de mi ser, destruyendo aquella capa callosa que no me permitía sentir la verdadera felicidad, y el cariño de los demás.

Ahora tomaré mi teléfono y dejaré que ese cariño aflore, que se devuelva un grano de arena,  de todo el millar de estrellas que guardo en mi corazón.

Nadie es digno de decir que no puede ser feliz, nadie es digno de decir que nunca fue querido. Que ahora muera quien no quiera vivir, pero que muera su escudo y espada, que no dejan atraer todas aquellas maravillosas emociones; una palabra, un gesto, un abrazo.

Escribo de lo más recóndito de mi corazón, aquello que no todos los días me atrevo a decir y aveces, me niego de sentir…
Confiezo que he amado se escucha por allí, pero es más que una confesión, ; una experiencia, un momentos, una experiencia, de cuál estoy seguro, trascenderá hacia la eternidad…

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